miércoles, 10 de marzo de 2010

De inmigrante en casa.

Vine en un día del cual no me quiero acordar,
pero para mi madre, la fecha esta marcada en el calendario,
dice ella para hacerme ver que fui antes de ese viaje
y que seré después cuando llegue al nuevo país.
Ella dice que la rutina me absorberá y sin querer me dejare envolver.

Vine en un día del cual no se si tenia una sonrisa o una incertidumbre,
mis familiares cuentan que tenia una sonrisa tímida
o quizás lo confundieron con una sonrisa nerviosa.
Tengo presente que bese a mi hijo de apenas días de nacido
y hubo la promesa que si todo me iba bien le traería conmigo.
Hoy me acorde aquella promesa que a mi hijo le hice y que él no sabia.

Me dijeron que cambie mucho y a pesar que no acepto eso,
tengo que entender que fue así.

Pasaron muchos años de estar aquí, mi promesa quedo en la nada,
hoy escuche su voz lo que antes eran solo gemidos y llantos y lo desconocí,
"Soy yo papá, tu hijo, aquel bebito al que diste un beso en la frente y que susurraste en mi oído una promesa de llevarme contigo cuando las cosasse establecieran en buena forma para ti y darme la tranquilidad que siempre deseabas darme".
Promesa cumplida muchos años después.


La vida acá no es fácil y mucho menos para un extranjero,
donde tengo que seguir reglas ajenas y aun no del todo comprendidas,
donde a las personas las trato con respeto porque así aprendí desde chico
y que me obligó a ser más aún por ser "visita sin fecha de salida",
donde los ojos locales están sobre mi y que mis movimientos habituales

se ven mas observados por no haber nacido en esta tierra.
Son ojos de desconfianza aunque te digan que todo esta bien.


Hoy no quiero recordar la fecha que vine y que mi madre marco en el calendario,
solo tengo presente este presente que me hace caminar al ritmo de otras personas
que antes yo me rehusaba a tomar para no perder mis orígenes.
Tengo que entender que no se puede luchar contra la rutina aunque en ocasiones pretendo abandonar, regreso a lo mismo.
Esta ahora la promesa de regresar a mi país en la fecha que mi hijo decida hacerlo
porque este no es su país y no es su vida elegida.

No tengo fecha marcada en el calendario de regreso a mi país,

pero estoy seguro que me sentiré extraño en mi propia casa
y pensaré pero no lo diré que hasta el aire se siente diferente
y así evitare los comentarios en ironía que saldrán exclamando
que soy extranjero en mi propia tierra.
¡Quien lo diría!